En estos tiempos, a pesar de que la primera lectura y el Evangelio nos hablan de semillas, siembras y frutos, seguramente lo que más nos llegará de este domingo serán las palabras de Pablo a los cristianos de Roma: “Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros (…) La creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto…” En este contexto escuchamos la parábola del sembrador que derrocha la semilla por todo tipo de campos y suelos, y escuchamos al profeta que nos dice que la palabra de Dios volverá a Él con el fruto de la misión encomendada. Todo es semilla: no sólo los gozos y alegrías; también las inquietudes, dolores y perplejidades que nos acosan ahora. Tengamos paciencia, como el sembrador que deberá esperar hasta que aparezcan, al menos, los primeros brotes anunciadores de la cosecha. Y, como el sembrador de la parábola, veremos que la semilla dará fruto sobreabundante. Porque ya es abundante la cosecha que produce diez veces más grano que el que se ha sembrado… y aquí Jesús habla de treinta, sesenta y cien veces lo sembrado. Lo que importa es acoger la semilla… acoger la Buena Noticia que se nos ha dado, y vivir de acuerdo con ella. No sólo soportemos las consecuencias de la pandemia: preguntémonos por sus causas y sus efectos: Dependemos unos de otros; dependemos del cuidado con que tratamos a la naturaleza… a esta Tierra que Dios nos encarga administrar.
Celebremos, entonces, en primer lugar, los frutos que da la Palabra del Señor en tanta gente cristiana y no cristiana: En todas las personas que están cuidando enfermos o abasteciendo a quienes carecen de abrigo y de alimento en este tiempo. También a quienes siguen trabajando en condiciones heroicas, como el profesor rural que visita a sus alumnos que carecen de Internet, o quienes nos ayudan a conservar nuestras casas y ciudades libres de desechos y basura… La Palabra no vuelve a Dios sin dar frutos.
En la semana, tenemos dos momentos especiales en nuestra Patria: El lunes 13 celebramos la Fiesta de santa Teresa de Jesús de los Andes, en este año centenario de su Pascua. Es uno de los frutos de la Palabra de Dios en nuestro país. Y el jueves 16 celebramos la Solemnidad de Nuestra Señora del Carmen, Madre y Protectora de nuestro país. A ella nos encomendamos, para que nos acerque a Jesús y nos haga dar frutos de justicia y de paz.
En los otros días de la semana, el martes14 recordamos a San Camilo de Lelis (+1614), fundador de una orden dedicada a cuidar a los enfermos, y el miércoles 15 a San Buenaventura, ministro general de los franciscanos, obispo y cardenal, doctor de la Iglesia (+1274).
Le damos gracias a Dios por los modelos de santidad que nos muestra en Teresa, Camilo y Buenaventura. Por medio de ellos, el Señor sigue animándonos a acoger la semilla de la Palabra en nosotros y nuestras comunidades, para dar fruto en abundancia.
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