28ª. Semana del Tiempo durante el año

Nos ha faltado reconocer nuestras lepras, para experimentar la alegría y la gratitud como resultado de la curación. Por eso, estamos como estamos. Porque hemos sido poco conscientes de la fe y la esperanza que recibimos gratuitamente al ser incorporados al Cuerpo de Cristo por el Bautismo. Nacimos con lepra, y fuimos sumergidos en el Espíritu -como Naamán en el Jordán- para ser incorporados a Cristo. Y, como los nueve sanados con el samaritano, no hemos sido conscientes del inmerecido don recibido. Ni del inmenso y gratuito amor del Donador por nosotros: Por eso, nos sentimos dueños, merecedores de la salud recuperada. Aunque, cada domingo al menos, imitemos al samaritano dando gracias (‘eucaristizándolo’ parece decir literalmente el texto griego), ¿nos damos cuenta real del motivo por el que venimos a dar gracias? ¿y a Quién se las damos? Es posible que imitemos a los nueve, presentándonos a los sacerdotes pero, si no caemos a los pies de Jesús, reconociendo una purificación recibida gratuitamente, seguiremos excluyendo y rechazando a los que consideremos culpables de la misma lepra que hemos compartido. Por eso, saboreemos y procuremos cumplir la consigna que le da Pablo a Timoteo: “Acuérdate de Jesucristo…” Recordemos y reconozcamos lo que Él ha hecho y hace por nosotros. Así podremos alcanzar la salvación que en Él está.

Durante la semana, la mesa de la Palabra nos ofrece la segunda parte del capítulo 11 del evangelio de san Lucas, precedida por los primeros capítulos de la carta de san Pablo a los Romanos, la carta que contiene el desarrollo teológico más extenso de Pablo, y que nos acompañará por el resto del mes. En esta semana, escucharemos al apóstol saludando a una comunidad a la que no conoce, y con la que quiere compartir su visión acerca del Evangelio. Nos introduciremos en el tema central de la carta: la salvación a la que tenemos acceso por la fe en Jesucristo, único mediador que rescata a toda la humanidad de la esclavitud del pecado. Por su parte el evangelio de Lucas nos mostrará cómo se acentúa el conflicto de Jesús con los escribas y fariseos, mientras continúa su ascenso decidido hacia Jerusalén.

En el santoral de la Compañía de Jesús el domingo 13 resulta impedida la memoria del Bto. Juan Beyzym (1850-1912), sacerdote, polaco, que dedicó su vida al cuidado de los enfermos, y murió en Madagascar, donde atendía a los leprosos. Pero, el sábado 19 celebramos a los llamados Mártires del Canadá: Juan de Brébeuf, Isaac Jogues y sus compañeros, que fueron martirizados entre 1642 y 1649, mientras anunciaban el Evangelio entre los pueblos originarios de la zona de los Grandes Lagos. En el calendario universal el lunes 14 podemos recordar a san Calixto, papa y mártir (+222). El martes 15, recordamos la memoria de la gran Teresa de Jesús, mística y doctora de la Iglesia (+1582) y el 16 se puede recordar a  santa Eduviges o Eduvigis(+1243), princesa, viuda, madre de familia y finalmente religiosa, o a santa Margarita María de Alacoque (+1690), muy cercana a la Compañía por ser apóstol de la devoción al Corazón de Jesús. El 17 es el turno de recordar a san Ignacio de Antioquía (+107?), cuyas cartas a diversas comunidades, durante su traslado a Roma, iluminaron a sus contemporáneos y han seguido iluminando a la Iglesia. El viernes 18, se celebra la fiesta de san Lucas, evangelista, que habría muerto siendo obispo de Tebe en Beocia (Grecia).

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