500 años siguiendo la huella de San Ignacio

La Compañía de Jesús celebra el aniversario de la conversión de su fundador en medio de una crisis sanitaria mundial. Los modos cambiaron, ¿cómo podemos acercarnos a la conversión de San Ignacio en estos momentos? Aquí una guía con lo que realizaremos a nivel global y local, instancias fundamentales para hacernos parte de esta celebración. Por Javier Ríos

 

No importa si es desde la cama o en el living. El Youtube ya está preparado con el mensaje: “Comenzamos pronto”. Entremedio de escritorios improvisados: computadores y pantallas que destellan colores y llenan las casas de sonidos ajenos, los propios de una oficina. Junto a ellos los rastros de todos los integrantes de la familia: chaquetas invernales amontonadas junto a juguetes de niños que recién están conociendo el mundo. Todos, finalmente, terminan la espera para un momento de tranquilidad más allá de las series en Netflix o los informativos de los canales nacionales, que se asemejan a una película del lejano oeste.

La imagen se dio en varias partes de Chile y corresponde a una pausa en medio de la crisis sanitaria y social, de la mano de San Ignacio de Loyola. Eduardo, en la ciudad de Concepción; Raquel, en Quilpué; o Nashmia, en Arica, cumplen el mismo rito. Bajan la intensidad del teletrabajo o de los estudios y con una luz tenue se ponen en presencia del Señor para ver el streaming “La Herida”, el comienzo del Año Ignaciano para esta celebración en Chile.

La Compañía de Jesús preparó este video participativo y miles se unieron, dándole relevancia a pequeños altares familiares. Son 500 años de la herida de Pamplona y 400 años de la canonización de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, por eso, desde el 20 de mayo de 2021 hasta el 31 de julio de 2022, nos juntaremos periódicamente, tal como en esa primera emisión, para seguir la huella de este camino conjunto.

Solo en Youtube la transmisión en vivo tuvo más de tres mil espectadores. Una de ellas fue Nashmia Beyzaga, que junto a sus compañeros de la Red Juvenil Ignaciana de Arica pudieron encontrar insumos en esta emisión, así como en las distintas páginas web de la Compañía de Jesús para seguir viviendo la historia de San Ignacio de Loyola adaptada a estos tiempos.

“Comenzamos hace poco a trabajar en una red ignaciana, nos adentramos en la espiritualidad gracias a un proceso que incluyó talleres (tuvimos dos, con la presencia de Tomás Browne SJ y Nemo Castelli SJ), ahí trabajamos el tema de la herida y la conversión”, una bendición para el grupo de diez jóvenes universitarios que, pese a trabajar conjuntamente en la Iglesia San Ignacio de Loyola de la ciudad de Arica, todavía, aclaran, “no hemos profundizado mucho de su historia”.

Lo que comenzó en los ejercicios espirituales de verano quedó de manifiesto con su participación en esta transmisión: “Me gustó porque fue cortito, pero tenía un hilo conductor que nos hizo quedar prendidos a la pantalla. Nos encantó que fueran testimonios de personas diferentes. Los chiquillos lo encontraron súper bonito”.

"El momento de la bala de cañón de San Ignacio sucedió hace 500 años, pero todos podemos vivir un momento de cambio, transformación”

“Tenemos un grupo de Whatsapp y ahí todos los chiquillos mandaron fotos del momento. Fue bonito, después de escucharlo pensé: no fue una actividad que hice por hacerla, fue profunda”, comenta la estudiante universitaria que representó a sus compañeros en esta oración comunitaria, dando un testimonio de su propia herida individual en perspectiva ignaciana.

Para el P. Cristóbal Fones SJ, encargado pastoral de la actividad, esta y la decena de articulaciones para dar inicio a la celebración han servido para llegar a todas las comunidades ignacianas en Chile: “El Año Ignaciano está siendo una oportunidad de acompañarnos mejor. En medio de la hiperconexión digital que vivimos, experimentamos un desgaste profundo debido a las relaciones impersonales, pasivas y estandarizadas propias de este lenguaje. Más que nunca consumimos charlas, reuniones de Zoom, clases online, videos, tutoriales, recetas, etc. Pero es muy distinto cuando sabemos que del otro lado existen personas como yo, que comparten mi historia y mis sueños, que han sido tocadas por el Señor y llamadas a través de esta misma espiritualidad a profundizar en su compromiso vital. Quizás sea precisamente eso, el sentido de comunidad en medio de tanto anonimato social, el que nos permite ver nuevas todas las cosas en Cristo”.

AÑO IGNACIANO EN CHILE Y EL MUNDO

El momento de la bala de cañón de San Ignacio sucedió hace 500 años, pero todos podemos vivir un momento de cambio, transformación. En este periodo se nos invita a disponer los medios para dejar que Dios profundice nuestra propia conversión a la luz de la experiencia espiritual de San Ignacio de Loyola. Como Provincia hemos querido recorrer cuatro momentos claves en la vida de San Ignacio: la Herida, la Conversión, la Santidad y la Misión, haciendo de este año un tiempo personal y comunitario para reflexionar y compartir nuestros propios procesos.

Todo comenzó con la invitación del Padre Provincial Gabriel Roblero SJ, impulsando un lema y dando pie a las próximas actividades: “Considero que este Año Ignaciano es una importante oportunidad para nuestra Provincia y para cada uno de nosotros. El lema que se ha escogido es ‘Ver nuevas todas las cosas en Cristo’. Aprendiendo de la experiencia de Ignacio podemos seguir avanzando, confiados en que Dios camina siempre a nuestro lado y que su espíritu nos guiará hasta el fin de los tiempos (Mt 20, 28). Este es un llamado que el Señor nos hace para animarnos, renovarnos y seguir convirtiéndonos, espiritual y apostólicamente, para ser compañeros y discípulos/as más fieles”.

Fue un largo tiempo de pensar el presente, con ojos abiertos a los cambios y soñar con estos dos años que se vienen. Coordinados por un equipo intersectorial y la Oficina de Planificación y Seguimiento Apostólico (OPSA), el llamado es a unirnos para vivir en cuerpo y alma los cuatro momentos claves en la vida de San Ignacio: “La Herida, la Conversión, la Santidad y la Misión, haciendo de este año un tiempo personal y comunitario para reflexionar y compartir nuestros propios procesos. Ese es el camino, que cada uno de estos momentos serán marcados por un encuentro comunitario (vía streaming), dando puntos clave para orar y reflexionar personal y comunitariamente, y una serie de podcast orientados a profundizar los diversos momentos. A su vez, distintas instancias e instituciones de la Provincia han preparado diferentes actividades para el año, que nos unen y permiten seguir viviendo el Año Ignaciano como comunidad más amplia, cada una dentro de sus posibilidades y capacidades, fundamentalmente colocando énfasis en la vivencia espiritual de lo que significa ‘ver nuevas todas las cosas en Cristo’”, explica Araceli Gorichon, desde la OPSA.

La misión entonces no ha sido fácil. ‘Ver nuevas todas las cosas en Cristo’ es tener siempre los sentidos abiertos para captar las necesidades de nuestro entorno, preguntándonos en todo momento cómo podemos ayudar a transformar la realidad. Las lecturas nos hablan de un mundo herido, roto; y es en este mundo donde Jesús caminó, conversó y abrazó. Buscar nuevas formas de comunicar el mensaje de San Ignacio en esta ocasión es fundamental en esta situación de crisis. Para ello se incluirán innovadoras formas, podcast, oraciones cantadas y conversatorios.

“Es bueno recordar que la herida que sufrió Ignacio en Pamplona no fue tanto un final feliz, como un comienzo feliz. La conversión consiste a veces en grandes momentos de cambio, pero también es un proceso interminable. Hay que poner a Cristo en el centro cada vez, una y otra vez. Este proceso es una peregrinación por caminos sinuosos, con subidas y bajadas, a veces teniendo que volver sobre nuestros pasos, a veces sintiéndonos perdidos. Pero encontrando en el camino personas que nos indican el camino y nos tienden la mano”, señala el P. General Arturo Sosa, a modo de incitación a este periodo.

Grandes momentos se vivirán en conjunto. La Compañía de Jesús, en comunión con la comunidad ignaciana del mundo entero, se dispone a iniciar la celebración de un tiempo de renovación espiritual y apostólica. Y es lo que se valora desde el cuerpo eclesial: “Lo hermoso de este tiempo no son tanto las actividades específicas, sino el lenguaje común que nos ayuda a tomar conciencia del camino que realizamos. Mirar con verdad las heridas provocadas y padecidas; despertar el deseo de una conversión profunda, personal y comunitaria; encaminarse decididamente en esa dirección, como respuesta al llamado bautismal a la santidad; y vivir lo cotidiano en clave de misión. Creo que los encuentros comunitarios, aunque sean vía streaming o en reuniones digitales, son en ese sentido el mejor de los tesoros a cuidar y promover, porque apuntan al reino de Dios. La gracia de lo que estamos viviendo creo que radica más en lo que el Señor nos ofrece conjuntamente, que en el gusto o provecho personal que podamos encontrar en ciertas propuestas. Abrirnos, estar juntos, escucharnos será el camino para vivir con fruto el Año Ignaciano”, dice Cristóbal Fones SJ, esperanzado en los programas que ha podido guiar y las canciones que creó para acercar a la comunidad a la celebración.

Así también lo han vivido en la Red Educacional Ignaciana (REI), donde están cohabitando este tiempo con toda la comunidad, sumándose a las actividades que se están llevando a cabo en los colegios y escuelas de la Compañía, y también a través de las redes internacionales (FLACSI y FIFYA). Su trabajo se ha guiado por tres objetivos: Celebrar juntos la vida y el legado de San Ignacio; Reconocer y valorar la figura de San Ignacio como fuente de la espiritualidad ignaciana, y Reflexionar sobre cómo la espiritualidad ignaciana nos invita hoy a leer nuestra vida, nuestra realidad y el llamado a la misión.

“Desde la REI tenemos pensadas diversas iniciativas que nos permitan celebrar este tiempo juntos. Lanzamos oficialmente el Año Ignaciano con una campaña de difusión a todos nuestros educadores; nos unimos en un lienzo común que tendrán prácticamente todos nuestros colegios y escuelas; estamos trabajando en un cuento para los más pequeños y tenemos una sorpresa que pronto daremos a conocer”, señala María de los Ángeles Pavez, Directora Ejecutiva de la Red Educacional Ignaciana.

La historia dice que, durante su recuperación, Ignacio no tiene nada que hacer. Le dan un libro sobre la vida de Jesús y una colección de libros sobre las vidas de los santos. Al principio lee de mala gana, pero a lo largo de los meses se inspira y quiere imitar a los santos. Cambia radicalmente su vida, centrándola en Jesús. Emprende una larga peregrinación por Europa y Tierra Santa. Quizás en estos años atribulados, los streaming y las tecnologías, así como ese lienzo común, puedan ser como esos libros: una oportunidad para acercarnos a su mensaje y empezar de nuevo.

“No ir a la Iglesia ha tenido pro y contra, pese a que de forma presencial hemos podido hacer oraciones cantadas con aforo reducido en la parroquia, creo que si no hubiera estado este contexto de tratar la fe en la vida remota, no hubiesen existido tantos nexos a nivel nacional con las redes ignacianas, poder participar en las redes, solo se transmitiría de forma presencial, sin llegar a algo conjunto”, ejemplifica Nashmia Beyzaga, de la Red Juvenil Ignaciana de Arica. Así, con guías de oración, videos, oraciones trasmitidas en vivo, congresos virtuales, promoción de los ejercicios espirituales y podcast inéditos, la Provincia chilena de la Compañía de Jesús se actualiza para estar más cerca de las comunidades en una época en la que la cercanía no es sinónimo de presencialidad.

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