Con la Solemnidad de Pentecostés, ha terminado el tiempo litúrgico fuerte, del Ciclo Pascual. Volvemos ahora, a una normalidad por lo menos litúrgica, ya que no hay muchas otras actualmente. Aunque en la vida espiritual normal, contamos con la palabra de Jesús: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20). Ahora, reconfortados por el Espíritu cuya efusión acabamos de celebrar, podemos asumir la dureza de la lucha contra la pandemia, experimentando su consuelo y fortaleza, y encontrando en Él la alegría de seguir a Jesús, con nuestras pequeñas cruces de cada día.
En la semana, nos acompañará el evangelio de san Marcos, en el capítulo 12: En esta semana nos mostrará a Jesús enfrentándose con fariseos, herodianos y saduceos, al mismo tiempo que nos presentará también a quienes optan por Él: el escriba que busca sinceramente y no está lejos del reino de Dios, y la viuda pobre, que entrega su vida en la alcancía del templo. Como primera lectura tendremos en la semana, al comienzo la 2ª. Carta de san Pedro y luego la 2ª. Carta a Timoteo. Según los biblistas, Pedro no sería el autor de la 2ª. Carta, pero la segunda a Timoteo podría ser más seguramente de Pablo que las otras dos cartas llamadas “pastorales” (1 Tim y Tito). Para la liturgia basta con que la Iglesia las haya recibido como canónicas y, por lo tanto, inspiradas (“tienen a Dios por autor”, nos dice el Vaticano II, en DV, 11). Ambas cartas nos exhortan a la firmeza y coherencia en la fe.
En el santoral, junio se abre con la memoria de san Justino, mártir (+165), el primer filósofo cristiano, que llega a la fe buscando la verdad para su vida. Sus escritos en defensa de la fe cristiana, dirigidos al emperador filósofo Marco Aurelio, hacen que se lo considere el primero de los “Padres Apologistas”.
El martes 2 se puede celebrar a los santos Marcelino y Pedro (+304) obligados a cavar sus propias tumbas, en la persecución de Diocleciano.
El miércoles 3 celebramos a san Carlos Lwanga y sus compañeros, Mártires de Uganda, jóvenes cristianos (entre 24 y 13 años), ejecutados entre 1885 y 1887 por negarse a dejarse seducir por el entonces Rey de Uganda.
El viernes 5, se recuerda a san Bonifacio, obispo, monje británico que es llamado el apóstol de Alemania martirizado en Dokkum el año 754 (actualmente Países Bajos), cuando intentaba evangelizar a los frisones.
Por último, el sábado 6 se celebra la memoria de san Norberto (1080-1134), fundador de la orden de los Premonstratenses (o Norbertinos), orden monástica que abre el camino a otros monjes que se instalan, no aislados en el campo, sino en medio de las ciudades, para colaborar en la evangelización.
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