Astrid Carrasco confiesa que está feliz, ya que desde marzo de 2021 es la nueva directora del colegio San Luis de Antofagasta, siendo la primera laica en tener en ese cargo, luego de una trayectoria de 104 años de ser una comunidad educativa liderada por jesuitas. Su experiencia en Belén Educa por 14 años y en Boston Educa por 3 años, siendo en ambas redes de colegios también directora, la pone al servicio y considera que es un aporte en su nuevo rol.
Es educadora de párvulos de la Pontificia Universidad Católica y de segunda carrera, profesora de educación básica de la Universidad Mayor, posee estudios de Magíster en educación con mención en currículum y evaluación, un pos título en Gestión educativa y un Diplomado en teología.
¿Cómo recibió este nombramiento?
Fue un largo proceso el postular a este cargo y cuando recibo esta noticia de que era la nueva rectora del Colegio San Luis, fue un sentimiento de mucha alegría. Sabía que se venía un gran desafío personal y profesional el ser parte de esta comunidad educativa. Estoy conociendo una cultura escolar nueva y además en una ciudad diferente a Santiago. Por otra parte, el colegio durante 104 años fue liderado por sacerdotes y a partir de este año voy a ser la primera laica y mujer en dirigir la institución, lo cual es un hito muy importante para el colegio, lo que sin duda crea muchas expectativas en la comunidad educativa.
Desde su experiencia, ¿cuál es el desafío de los rectores laicos de los colegios jesuitas?
El primer gran desafío es demostrar que se puede seguir siendo un colegio Jesuita, que no se pierde la esencia, y esto se logra trabajando en conjunto con el Capellán, y así fortalecer el vínculo, a través de la experiencia espiritual que enriquece y ayuda a las personas.
La excelencia académica, sin duda cumple un rol fundamental en los desafíos que tendremos cada año. Buscamos que nuestros y nuestras estudiantes logren consolidarse para su futuro, se conecten con la sociedad y estén al servicio de esta.
Respecto de su gestión, ¿cuáles son las líneas de trabajo que quiere implementar?
Estoy en una etapa de diagnóstico en cada una de las áreas del colegio. Al llegar me di cuenta de que es un colegio muy ordenado, con un gran capital humano y con una comunidad educativa muy participativa. Una vez finalizado este periodo, comenzaré con los planes de mejora educativa en el área académica para fortalecerla.
¿Cómo proyecta el trabajo en este año de pandemia?
Va depender mucho de las etapas que vayamos viviendo como ciudad. En primera instancia, nuestra idea como equipo es fortalecer las clases híbridas, capacitar constantemente a todo nuestro cuerpo docente para que estén alienados con esta nueva forma de relacionarse con los alumnos y alumnas.
También mantener una comunicación fluida y directa con padres, madres y apoderados, ya que esto facilita el trabajo de los docentes y logramos un mejor vínculo familia-colegio, por el bien de nuestros niños, niñas y jóvenes y entregar una educación de calidad, más allá de la complejidad de lo que estamos viviendo como país.
¿Qué destacaría del colegio?
En primera instancia, la presencia de la Comunidad Jesuita en el colegio, ya que es un importante respaldo a la gestión educativa y formativa que queremos entregar. Por otra parte, el colegio está estructuralmente en muy buenas condiciones, considerando que tiene 104 años. Cuenta con muchos talleres y salas para que se desarrollen todas las disciplinas que los alumnos y alumnas necesiten, desarrollándose integralmente.
Por último, destaco la organización de las personas en sus labores, ya que sin duda facilita que los procesos internos sean mucho más fluidos.
Ana María Tomassini: “La espiritualidad ignaciana se debe mantener y fortalecer en nuestros colegios”
Ana María Tomassini es la directora ejecutiva de los colegios jesuitas con pago, desde donde ha podido ser testigo de cómo los rectores laicos de colegios jesuitas se relacionan con sus comunidades educativas. Respecto del modelo que se ha logrado construir, con un/a rector/a laico/a y un capellán, considera que es un modo muy interesante de gestión: “La rectoría se preocupa de la gestión propiamente tal, y tiene toda la autoridad y el apoyo del directorio de su colegio para desarrollar el Proyecto Educativo y los planes de su colegio. Por otro lado, el capellán acompaña, asesora, es parte del equipo directivo y del directorio, poniendo el sello y la presencia de la Compañía al interior del colegio”.
¿Cómo han sido recibidos los rectores laicos por parte de la comunidad educativa?
Los rectores laicos llevan años asumiendo el liderazgo en los colegios jesuitas. Algunos colegios ya llevan varias rectorías laicas, el colegio San Luis en Antofagasta está empezando la primera. Mi impresión es que inicialmente las comunidades tienen ciertas ansiedades, preguntas y también duelos, pues la presencia y el liderazgo jesuita es muy importante, fuerte y querido por la mayoría de la comunidad. Pero también, a poco andar, todos los miembros de la comunidad se dan cuenta de que una rectoría laica no significa el alejamiento de la Compañía de Jesús, sino que sigue presente en el liderazgo del Directorio, en la Capellanía, en la visita anual del Provincial, en modos de proceder comunes, en celebraciones e hitos que son parte de la esencia ignaciana.
¿De qué manera la espiritualidad ignaciana es un aporte a la formación de los jóvenes?
La espiritualidad ignaciana busca que un/a joven egresado/a de un colegio jesuita se inserte en la sociedad como un adulto que se sienta llamado/a a ser responsable de promover una sociedad que dé oportunidades, en la que haya diálogo, fraternidad y justicia social. La formación ignaciana los motiva a promover el Evangelio, a amar a Dios y al prójimo, a ser un aporte a su entorno y a su país y a sentir que son parte de una misión común, así la espiritualidad ignaciana es un verdadero aporte que hay que no solo mantener, sino que fortalecer.