Hoy es un día de regocijo y alegría para todos, ya que celebramos el Domingo de Resurrección, el evento central de nuestra fe cristiana. En este día, conmemoramos la victoria de Jesús sobre la muerte y su triunfante resurrección, que nos ofrece la esperanza de una vida nueva y eterna.
Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos.
El Ángel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán”. Esto es lo que tenía que decirles». Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de Él. Y Jesús les dijo: «No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».
Jesús, el resucitado, nos ha regalado la fraternidad. ¡Jesús está vivo y camina con nosotros! El don que Jesús nos hizo al morir en la cruz y resucitar al tercer día es el de una nueva humanidad, fundada en la fraternidad.
Que el don de la Pascua de Jesús resucitado nos ayude a convertirnos en “hermanos de todos”, hasta el punto de desearnos mutuamente que crezca la unidad, para que quienes nos miren exclamen “qué hermoso y qué alegre es ver a los hermanos viviendo juntos”.
Un regalo, un compromiso. A partir de Cristo Jesús, muerto y resucitado, aprendemos a caminar y a crecer en su Amor y a testimoniarlo con un compromiso reflexivo.
Oración:
¡Has resucitado! Como prometiste, Señor, ¡estás vivo y estás con nosotros! La vida ha vencido a la muerte. El amor ha triunfado sobre el pecado. La fe ha triunfado sobre la duda. La esperanza ha triunfado sobre la desesperación. La caridad ha ganado al egoísmo. La prudencia ha ganado a la impulsividad. La justicia ha triunfado sobre la iniquidad. La templanza ha triunfado sobre el instinto. La fortaleza ha triunfado sobre el miedo. Jesús, Hijo de Dios, Señor y Hermano nuestro, has triunfado porque confiaste en el Padre, ya que has puesto todo en sus manos. Jesús, mi amigo y hermano, ayúdame a confiar, a ponerme en manos del Padre tuyo y nuestro. Ayúdame a ir adelante y más lejos, ¡Ayúdame a vivir como el Resucitado!
Que esta Pascua sea para todos nosotros un tiempo de renovación espiritual y un recordatorio constante del amor incondicional que Dios tiene por cada uno de nosotros.
¡Feliz Domingo de Resurrección para todos!