Cuarta semana de Pascua

En medio de este gran domingo que es el tiempo pascual, al iniciar la cuarta de sus siete semanas, Jesús se nos muestra como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. Y la da libremente, porque nadie puede quitársela. Lo contemplamos siempre en esta fecha, orando para que convoque a personas que quieran compartir su vida y su misión. También en este año en que la vocación pastoral parece tan desacreditada en nuestra Iglesia.

En este contexto, Francisco ha pedido a los católicos chilenos  ponernos en ‘estado de oración’, para que el Espíritu Santo los ilumine, a él y a nuestros obispos, llamados por él  a Roma para  “dialogar  sobre las conclusiones”  de la visita de Mons. Scicluna a nuestro país. Las palabras de Jesús que escuchamos este domingo – “el buen Pastor da la vida por las ovejas” – no es sólo un llamado a nuestros obispos, sino a todas y a cada una de nuestras comunidades. Porque, desde que recibimos el “sello del Espíritu Santo” en la Confirmación, hemos sido enviados a dar testimonio de Jesucristo en el mundo en que vivimos. De manera que, aunque todos los bautizados somos ovejas del mismo Pastor, en la vida diaria debemos colaborar en la tarea pastoral, aprendiendo a dar la vida por los otros.

En el contexto histórico que estamos viviendo, dejémonos iluminar por la invitación de la primera carta de san Juan, que escuchamos este domingo: “¡Miren cómo nos amó el Padre!” Somos realmente sus hijos, en el Hijo, que es la piedra angular del edificio de la Iglesia.  Rebaño…, edificio…, cuerpo… imágenes de la Iglesia de Jesucristo: eso somos. Que el buen Pastor nos reconforte, nos anime y nos ayude, sobre todo a sanar las heridas, especialmente las de los que han sufrido más directamente los abusos denunciados. Pero también las heridas de todos los demás. Porque somos un solo cuerpo cuya Cabeza es Jesucristo. Esperamos, como pide la oración de este domingo, llegar a la gloria que su fortaleza nos alcanzó.

A lo largo de la semana, contemplamos al buen Pastor entre el lunes y el martes, y – tras celebrar la fiesta del evangelista san Marcos, el miércoles-  comenzamos a entrar en el íntimo ambiente de la Cena, que nos anuncia el banquete definitivo al que estamos invitados. Mientras tanto, el libro de los Hechos de los Apóstoles, que nos hace experimentar la acción del Espíritu Santo, nos demuestra la verdad de lo que Jesús nos anunció: No nos deja solos, y, en medio de los acontecimientos del mundo, permite que sigamos anunciando la Buena Noticia.

Además de la fiesta de san Marcos, el santoral nos recuerda esta semana la popular figura del mártir san Jorge el lunes 23, y el 27 celebramos a santo Toribio de Mogrovejo (1538-1606), arzobispo de Lima, patrono del episcopado latinoamericano. También se puede recordar al mártir san Fidel de Sigmaringen (+1622), el martes 24, y san Pedro Chanel (1803-1841) misionero y mártir en la Oceanía, el sábado 28. A su manera, dieron la vida por sus ovejas.

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