Meditando aún en la visita que nos hizo Papa Francisco, en la liturgia dominical continuamos siguiendo a Jesús, en el evangelio de san Marcos. La semana pasada, lo escuchamos llamando a la conversión y a creer la Buena Noticia. Al mismo tiempo, convocaba a sus primeros discípulos: cuatro jóvenes pescadores con los que en este domingo lo vemos llegar a la sinagoga de Cafarnaún y comenzar su lucha contra el espíritu del mal. El auditorio se extraña de que Jesús hable con autoridad: que no se limite a repetir comentarios de comentarios; pero el espíritu del mal es vocinglero y grita, denunciando a Jesús. Y tentándolo al mismo tiempo (Marcos ha mencionado las tentaciones en el desierto, pero no las ha descrito). Jesús lo silencia y lo expulsa. Jesús habla con autoridad, pero no se impone por la fuerza, sino devolviendo la libertad a quien le había sido quitada. Por ese camino lo veremos seguir, y es también el camino al que nos invita como Iglesia.
San Pablo nos invita en la segunda lectura a no tener el corazón dividido. No podemos limitarnos a ver en sus palabras una promoción del celibato como un camino mejor para encontrar al Señor. La misma Escritura –y Pablo mismo en la carta a los Efesios- nos hace ver el matrimonio como “signo e instrumento” (= sacramento) del amor de Cristo por su Iglesia. De modo que la vida matrimonial no tiene por qué ser sinónimo de ‘corazón dividido’. Las personas casadas tienen como camino de santidad el aprender a amar a Cristo en el/la cónyuge. Así, la Iglesia entera –esposa de Cristo- puede anunciar con verdadera autoridad la buena noticia de la vida matrimonial y familiar en Cristo.
La autoridad con que Jesús expulsa a los espíritus impuros y devuelve a las personas a la vida y a la sociedad, no sólo se nos recuerda en el evangelio del domingo, sino que se sigue manifestando en los evangelios de la semana. El lunes lo vemos sanando al poseído de Gerasa y el martes sana a la hemorroísa y resucita a la hija de Jairo. Esto suscita la pregunta de sus coterráneos de Nazaret: ¿de dónde saca su poder y su sabiduría? Así se va realizando la profecía de Simeón, que recordaremos en la fiesta de la Presentación del Señor, el viernes 2: Jesús es signo de contradicción; ante él hay que optar, como fueron optando progresivamente quienes lo conocieron en su vida pública. Y veremos que, junto a los discípulos que llama para que estén con Él, se congrega la muchedumbre de los sencillos que, como ovejas sin pastor, acuden a quien viene liberarlos de sus dolores.
En el santoral, el domingo 28 resulta impedida la memoria de santo Tomás de Aquino, gran doctor de la Iglesia. El miércoles 31 se celebra a san Juan Bosco (+1888), fundador de los salesianos y cofundador de las Hijas de María Auxiliadora y el sábado 3 se puede recordar a san Blas(+316), obispo y mártir de Armenia, primera nación del mundo que se declaró oficialmente cristiana (s. III) o a San Oscar (+ 865), obispo misionero que evangelizó los países nórdicos.