Comentario a las celebraciones litúrgicas de la décima novena semana del tiempo durante el año.
Cuando niños, si algo parecía amenazarnos, nos refugiábamos en la cercanía, o en los brazos, de nuestros padres. En esta semana, la oración colecta del domingo nos invita a mirar a nuestro Padre Dios y nos hace pedir la gracia de sentirnos de corazón sus hijos e hijas. Algo que nos hace falta, cuando sentimos que en el mundo hay gente desquiciada, que pretende aducir razones religiosas para matar indiscriminadamente a quien crea o piense de manera distinta a ellos. Tenemos un Padre-Madre, en cuyos brazos podemos refugiarnos, y que nos envía su Espíritu para que vivamos sin temor, sabiendo que no estamos aún en la Patria definitiva. Como Abraham, debemos abandonar nuestras seguridades; como Moisés y su pueblo, debemos confiar en su amor liberador. Así podremos esperar el día en que el Señor venga, como esos servidores ejemplares que Jesús pone delante de nuestros ojos en el evangelio de este domingo. Como parece haberlo esperado el P. Jacques Hamel, cuyo asesinato reunió en sus funerales a “millares de personas de todas las confesiones” (http://www.lemonde.fr/religions/article/2016/08/02/). Un ejemplo de cómo se cumple lo que dijo Jesús acerca del grano de trigo que, cuando cae a tierra y muere, da mucho fruto. En el momento actual no se trata, entonces, de llamar a nuevas cruzadas. Debemos convertirnos día a día, para desmentir la propaganda que ha seducido a jóvenes desencantados de nuestro mundo, y los ha llevado a creer que, para mejorarlo, hay que destruirlo.
Durante la semana, la mesa de la Palabra nos reitera el mismo mensaje de diversas maneras. Tras insistir Jesús en lo que le espera en Jerusalén, demuestra a sus discípulos, en la persona de Pedro, que el Padre cuida de ellos. Luego, en el ‘discurso eclesiástico’ reitera el llamado a ser como niños para entrar en el Reino. Por su parte, el profeta Ezequiel, el profeta de familia sacerdotal, reitera el llamado del Señor a la conversión con imágenes fuertes, pero que no olvidan el amor nupcial de Dios por su pueblo.
El santoral resulta bastante poblado esta semana, aunque el domingo impide la celebración de las memorias de san Sixto II, papa y sus compañeros mártires (+258) y de san Cayetano de Thiene, presbítero, fundador de los Teatinos (+1547). El lunes 8 se nos presenta la memoria de santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores, el martes 9 se puede recordar a la filósofa judía Edith Stein: hecha cristiana, como carmelita se llamóTeresa Benedicta de la Cruz; fue martirizada en Auschwitz (1942). El miércoles 10 se celebra la fiesta del diácono y mártir san Lorenzo (+258), que colaboraba con el papa Sixto II, y es patrono de los diáconos y de los mineros, y el jueves 11, la memoria de santa Clara de Asís (+1253), primera religiosa de la numerosa familia franciscana. El 12 se puede celebrar a a santa Juana Francisca de Chantal (1572-1641) fundadora de la Orden de la Visitación, con la colaboración de san Francisco de Sales. El 13 puede recordarse a los mártires romanos Ponciano e Hipólito, cuya fecha de martirio se ubica alrededor del año 230. De una u otra manera, los santos y santas nos alientan a confiar en el amor paterno y materno de Dios.
Jugao por la Infancia
En los meses de agosto y septiembre se realizó el torneo de debates interescolares Jugao 2024, organizado por el Hogar de Cristo.