Juan Pablo Becker SJ celebró su primera misa junto a san Alberto Hurtado

[masterslider id=”55″]
En su homilía, Juan Pablo agradeció la gracia de la vocación y la historia del llamado que Dios hizo en su vida, de configurar la suya propia con la vida de Jesús, particularmente por medio del sacerdocio: “Ordenarse sacerdote en este tiempo eclesial no es fácil, ustedes lo saben bien. Los casos de abusos nos han generado dolor, vergüenza y mucha tristeza. Se ha ocultado, se han cometido pecados y delitos graves. Hemos caído en la soberbia. Eso me interpela, pero al mismo tiempo me da esperanza de que otro tipo de Iglesia es posible, una Iglesia centrada en Jesús y su Evangelio. Me siento invitado a asumir esa fragilidad y, con humildad y desde el servicio, construir una Iglesia donde la verdad y el servicio estén al centro, al modo de Jesús. Creo que eso es esperanzador y por eso estoy dispuesto a ser parte, como ministro, de esta Iglesia”.
“Quisiera pedirles, finalmente, un favor bien especial: así como me han acompañado de una u otra forma en estos años, me sigan acompañando en este caminar, especialmente por medio de la oración en tiempos en que la Iglesia lo necesita mucho. Ustedes son parte de este camino y no puedo ser un sacerdote solo o aislado. ¡Nosotros no somos superhombres que podemos con todo! Eso lo saben muy bien quienes nos conocen más. Necesitamos de su apoyo, de su cercanía, que nos reten cuando nos equivocamos y que nos consuelen cuando estamos tristes. Cuento con ustedes, así como les ofrezco que cuenten conmigo cuando lo necesiten”, expresó el nuevo sacerdote de la Compañía de Jesús.
Juan Pablo Becker SJ y Cristóbal Emilfork SJ fueron ordenados sacerdote y diácono, respectivamente, el viernes 26 de abril en una eucaristía presidida por el arzobispo de Concepción, Mons. Fernando Chomali, en la que valoró que en el contexto actual que vivimos como Iglesia, aún nazcan vocaciones religiosas: “Con todo el mundo por delante, según las categorías del mundo, han optado por el sacerdocio, y la verdad es que hay una sola lectura, y es que Jesucristo llama a algunas personas a una vocación específica”.