Las pelotas volaban por sobre sus cabezas como misiles. Y sin querer, algunos de esos balonazos llegaban a impactar a las niñas, las más empecinadas en cumplir su objetivo de ocupar las canchas y poder jugar fútbol en los recreos. Las ganas estaban, sin embargo y por el peso de una tradición futbolera, el espacio que por costumbre es ocupado por los niños, se hacía hostil.
En el Colegio San Ignacio El Bosque desde siempre este deporte ha sido protagonista de los momentos de relajo, por eso las ganas de su primera generación de alumnas por ser parte de las pichangas a comienzos de la primavera del año 2017. Al igual que su decepción tras sus primeros intentos. Pero las mujeres no están para rendirse a la primera, están para cambiar el mundo y estas niñas lo demostraron.
Al principio fueron siete, hoy son 45, desde kinder a cuarto básico, que transformaron su frustración en ganas de cambiar los esquemas, romper el conservadurismo y de mutuo propio terminaron formando un equipo que hoy sorprende a alumnos, profesores y apoderados: “Las Diablas Invencibles”.
“Me encanta el fútbol porque me gusta jugar en equipo, hacer amigas nuevas y hacer deporte“, dice Julieta Vidal, una de las jugadoras que componen los dos equipos que todos los domingos a primera hora se juntan a entrenar y demostrar sus habilidades con la pelota.
Destreza que también se nota en su capacidad de organizarse. Comenzaron tímidamente y con la ayuda de Verónica Silva, Inspectora de ciclo, que jugadamente colaboró arbitrando los partidos y que recibió las primeras cartas para poder incorporarse al equipo. Así, de la mano de su liderazgo, y el entusiasmo de las nuevas cracks, lograron formar la primera alineación y obligaron a sus papás a conseguir una cancha donde hacer goles.
Los apoderados también aportan y de forma horizontal entregan las instrucciones dentro de la cancha, así como con la bonita indumentaria que hoy lucen: poleras rojas, un lienzo y un logo característico que cambia al tradicional diablito del colegio por su par femenina, el nuevo orgullo de las niñas.
Para uno de los papás que dirigen este nuevo proyecto, el sentido de pertenencia es lo fundamental en este caso: “Sentirse parte de un equipo es fundamental. Para ellas juntarse, hacer deporte, es una experiencia genial. Ahora hay niñas que hacen su cumpleaños y la torta es de SU equipo de fútbol, y sienten mucho más potente la pertenencia al colegio” , dice Jorge Arredondo.
El grupo se consolidó con el tiempo y hoy ya tienen Instagram y auspiciadores. Además, compitieron en dos torneos intercolegios enfrentando a sus pares del Villa María o el Manquehue, entre otros participantes de la “Liga Futboleras”, una instancia que además de disfrutar de este deporte enseña los valores basados en el método de la Fundación Fútbol Más.
“Esto fue como una bola de nieve, y en la medida que son más jugadoras, se están reconociendo entre ellas en el mismo colegio. Además todo lo que hacemos es inter generacional, niñas de 6 a 10 años, y así se reconocen y se están acompañando como parte de una institución. En un colegio que cambia de cultura, donde no ven la imagen de una niña jugando los juegos que tradicionalmente eran femeninos, ahora ellas se juntan naturalmente. Ahí también reciben apoyo de los niños, que reconocen que existe un equipo femenino”, comenta Arredondo, uno de los entrenadores del equipo.
Las niñas lo lograron, ahora juegan cada domingo y los misiles ya no pasan por encima de sus cabezas, son cañonazos directo al arco justo antes de ir a celebrar un gol y poder gritar el tradicional “ceogeleé” todas juntas por las Diablas Campeonas.
Mira el emocionante video del equipo demostrando talento en el campo de juego:
Las Diablas from perrosfilm on Vimeo.
Cuarta jornada de obras sociales
En la casa de retiro de Padre Hurtado se realizó esta instancia para directivos y capellanes que lideran las distintas obras sociales vinculadas a la Compañía de Jesús en Chile.