El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral fue instituido por el Santo Padre Francisco por medio de la Carta Apostólica del 17 de agosto de 2016 y en su en forma de Motu Proprio, Humanam Progressionem, se ha transformado en una oportunidad para reanudar el diálogo iniciado por el antiguo “Pontificio Consejo de Justicia y Paz”, con el objetivo de favorecer el conocimiento mutuo para una mayor coordinación entre las capellanías.
Por esta razón, el Dicasterio invitó el 7 y 8 de noviembre a un encuentro a las capellanías de las cárceles de diferentes partes del mundo, reunión a la que asistió el P. Luis Roblero SJ., en representación de la Compañía de Jesús y de Chile.
En la jornada se desarrollaron temas que en los últimos años han preocupado y afectado a los que están a cargo de esta misión en la Iglesia. Diversos organismos eclesiales dedicados al servicio de la pastoral carcelaria han hecho notar al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral la necesidad de recibir apoyo y orientación para esta importante labor, sobre todo ante las dificultades que experimentan.
Tras su participación el Capellán Nacional de Gendarmería destacó que instancias de este tipo son muy positivas y útiles para quienes desarrollan este trabajo apostólico: “La Iglesia ya no son lsolo los sacerdotes y capellanes, sino que el pueblo de Dios. Y la Pastoral Carcelaria no es un tema de clérigos que van a evangelizar a las personas privadas de libertad, sino que es una Iglesia que entiende el espacio carcelario como un lugar teológico en el que libres y no libres compartimos una experiencia de Dios que se traduce en un caminar hacia una mayor dignidad humana“.
El P. Roblero tuvo la oportunidad de compartir con 30 representantes de diferentes países en una mesa abierta que fue dirigida por el Cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede.
“La Pastoral carcelaria de la Iglesia ha sido parte del Dicasterio del Clero hasta la semana pasada que nos reunimos en Roma, convocados por el Dicasterio del Desarrollo Humano Integral. El cambio de “domicilio” responde a una nueva compresión eclesial de nuestro modo de estar en la cárcel y va en la línea de la eclesiología del Papa Francisco. Ser parte del Dicasterio presidido por el Cardenal, no es entonces un tema administrativo, sino que el reconocimiento y validación de la identidad desarrollada a lo largo de los años por la Pastoral Carcelaria. Es un gran paso que nos compromete con todas las personas privadas de libertad”, cerró