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“La comunidad jesuita universitaria en Beirut ha sufrido algunos daños materiales y ningún jesuita está afectado de gravedad, a pesar de la cercanía de esta con el epicentro de la explosión que se produjo en dependencias portuarias“, informaron desde la capital del Líbano, que el martes fue afectada por una explosión que causó al menos cien muertos y miles de heridos.
El Líbano es parte de la Provincia jesuita de Próximo Oriente y Magreb, junto con Argelia, Egipto, Irak, Jordania, Marruecos, Siria, Tierra Santa y Turquía. La Compañía de Jesús dirige obras educativas -desde educación inicial hasta universitaria-, un centro de espiritualidad y Casa de Ejercicios Espirituales. Además de acompañamiento espiritual y a comunidades CVX, el Servicio Jesuita a Migrantes asiste a trabajadores migrantes. En Beirut también tiene una casa editorial que ofrece publicaciones en idioma árabe.
La Universidad St. Joseph’s de esta capital –situada a tan sólo 2000 mts del epicentro de la explosión- es donde el recordado P. Kolvenbach SJ residiera antes y después de sus años como Superior General. (ver mapa)
Compartimos la traducción del mensaje enviado por la comunidad el pasado martes tras los fatales hechos: “Hola a todos. Gracias por su interés y sus oraciones. Estamos todos bien en Beirut. Algunos rasguños menores. Nada serio. Sin embargo, los daños más importantes los sufrimos en nuestras dos residencias, edificios universitarios y escuelas. Serán evaluados en los próximos días. La primera tarea es limpiar todas las ventanas y puertas rotas, hacer los edificios seguros de un eventual pillaje y de la toma de inventario. La ciudad está en un estado terrible. Nunca he sido testigo de una explosión como esta”.
La oración y el llamamiento del Papa por el Líbano en este trágico momento
Oremos por las víctimas de las explosiones en #Beirut y por sus familiares. Y oremos por el Líbano, para que, con el compromiso de todas sus fuerzas sociales, políticas y religiosas, pueda afrontar este momento tan trágico y doloroso.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) August 5, 2020
Después de las vacaciones de julio, el Papa centró la Audiencia General en el tema de la curación, recordando las diversas heridas – todavía abiertas – relacionadas con la pandemia de Covid-19. Y después de la catequesis, Francisco dirigió sus pensamientos a todo el Líbano y en particular a Beirut, donde ayer se produjo una explosión que no tiene precedentes en la historia del país. Les dejamos la nota de VATICAN NEWS con los detalles de esta particular audiencia:
Un momento doloroso, que requiere el esfuerzo de todos
El Papa rezó en primer lugar por las víctimas y sus familias, pensando en las docenas de muertos y miles de heridos. Luego extendió su mirada a todo el país, lanzando un llamamiento a todos los componentes sociales, políticos y religiosos para que trabajen juntos a fin de que el Líbano pueda superar esta crisis:
Ayer en Beirut, en la zona portuaria, enormes explosiones causaron docenas de muertos y miles de heridos, y muchas destrucciones graves. Rezamos por las víctimas y sus familias; y rezamos por el Líbano para que, con el compromiso de todos sus componentes sociales, políticos y religiosos, pueda afrontar este trágico y doloroso momento y, con la ayuda de la comunidad internacional, superar la grave crisis que atraviesa.
La crónica
La explosión, que ocurrió ayer por la tarde en el puerto de Beirut, se escuchó a doscientos kilómetros de distancia. Edificios enteros se han derrumbado, las imágenes que llegan del puerto y de las calles adyacentes son fantasmales, coches y casas dañados en muchos barrios de la capital libanesa. Sin embargo, es el número de muertos, que es sólo provisional, lo que es motivo de preocupación: al menos cien muertos y más de cuatro mil heridos, según lo que informó la Cruz Roja local esta mañana.
En cuanto a las causas, según la versión oficial comunicada directamente por el Presidente del Líbano, Michel Aoun, la explosión puede haber sido causada por un incendio en un almacén del puerto donde se almacenaban 2.750 toneladas de nitrato de amonio, incautado hace unos seis años por un barco. Las investigaciones están en curso y no se pueden descartar otras hipótesis por el momento. “Los responsables de la catástrofe pagarán el precio“, dijo el Primer Ministro Hassan Diab en un discurso televisado sin, sin embargo, inclinarse por alguna hipótesis.
También existe una creciente preocupación por las consecuencias a corto y mediano plazo de la explosión. El Ministro de Salud libanés, Hamad Hasan, ha aconsejado que todo aquel que pueda hacerlo debe abandonar Beirut. Hasan – citado en los medios de comunicación locales – dijo que los materiales peligrosos liberados en el aire después de las deflagraciones podrían tener efectos a largo plazo, incluso fatales.
La atención de Francisco por el Libano
En varias ocasiones el Papa ha dirigido sus pensamientos al Líbano, que lucha contra una difícil crisis económica y social, agravada por la pandemia de Covid-19. El pasado mes de mayo, en particular, decidió enviar 200.000 dólares a la Nunciatura Apostólica de Harissa para apoyar 400 becas en el país de Oriente Medio, afectado por “una grave crisis que está generando sufrimiento, pobreza y que corre el riesgo de ‘robar la esperanza’ especialmente a las generaciones más jóvenes, que ven su presente como fatigoso y su futuro incierto“. El Papa – se lee en la nota de mayo pasado – “con paternal solicitud” ha seguido en los últimos meses la situación en el amado Líbano, definido por San Juan Pablo II como “País del Mensaje“, lugar donde Benedicto XVI promulgó la Exhortación Postsinodal Ecclesia en el Medio Oriente, y siempre ha sido un ejemplo de la coexistencia y hermandad que el Documento para la Hermandad Humana ha querido ofrecer al mundo entero.
Los hospitales de Beirut informan de que no pueden tratar a otras víctimas porque cientos de camas se llenaron inmediatamente después de la explosión. Jad Sakr, Director en Libano de la organización internacional Save the Children declaró: “Estamos conmocionados y devastados por la explosión. Todavía no se conoce el verdadero número de muertos, pero lo que sí sabemos es que en un desastre como éste, el impacto en los niños puede ser devastador: pueden resultar heridos, conmocionados y separados de sus padres. Nuestros trabajadores están listos para trabajar para proteger a los niños y apoyar los esfuerzos del gobierno, que continuarán durante varios días. Es fundamental que los niños y sus familias tengan acceso a los servicios que necesitan con urgencia, incluida la atención médica y la protección física y emocional“.
Fuente: Informe interno Jesuitas y Vatican News
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