Ordenación sacerdotal de Raimundo Salas sj y Víctor Gacitúa sj

El pasado viernes 2 de junio, en una Eucaristía presidida por el Cardenal Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, se realizó la ordenación sacerdotal de Víctor Gacitúa sj y Raimundo Salas sj. La comunidad se congregó en la Iglesia San Ignacio de Santiago, donde se celebró alegremente esta fiesta en que la Iglesia recibe a dos nuevos sacerdotes de Jesucristo.
Víctor ingresó al Noviciado de Melipilla en marzo de 2005. Dos años más tarde, en la Fiesta de la Asunción, profesó los votos de pobreza, castidad y obediencia perpetuas en la Compañía de Jesús. En 2010 partió a Paraguay a realizar la etapa de Magisterio en el colegio Cristo Rey. Los estudios de teología lo llevaron a Boston, donde fue ordenado diácono.
Por su parte, Raimundo ingresó al Noviciado de la Compañía de Jesús en 2006. Pronunció sus votos de pobreza, castidad y obediencia dos años después. En 2011 se fue a realizar su Magisterio a Arica y,durante sus años de formación, ha colaborado apostólicamente en otras obras de la Compañía, como el Centro Universitario Ignaciano, de la Universidad Alberto Hurtado, y el colegio San Ignacio El Bosque. Fue ordenado diácono en diciembre pasado en la ciudad de Arica.
En la eucaristía, Monseñor Ezzati se refirió a la “presencia transformadora del Espíritu Santo” y les pidió a ambos que continuasen la misión de Ignacio y de sus compañeros. Les dijo: “Aquí radica la certeza de su vocación. El señor los ama, los llama a estar juntos, los elige y los destina para llevarle el gran fruto, un fruto que permanece. Los ha elegido para que estén con él”.
Hacia el final de la celebración, Víctor pronunció la acción de gracias: “Raimundo y yo queremos agradecer a Dios, primeramente el regalo de la vocación a la vida sacerdotal, agradecer también su fidelidad con nosotros. Queremos agradecerles a ustedes por su amistad, por su cercanía en los distintos momentos de nuestra vida. Y porque han sido parte importante de nuestra formación como jesuitas”.
También agradecieron a sus amigos y amigas que los acompañaron: de los bailes religiosos y las parroquias de Arica, de Estados Unidos, de Paraguay, de Techo, de CVX, de la parroquia Santa Cruz y Jesús Obrero, entre tantos otros. “Agradecemos también a Dios por nuestra Iglesia y nuestra pequeña Iglesia que es nuestra familia. En ella hemos aprendido la misericordia de Dios”, culminó Víctor.


El sábado 3 de junio fueron sus “primeras misas” como sacerdotes. Víctor la celebró en la tumba del Padre Hurtado, en el Santuario del santo, mientras que Raimundo la hizo en la capilla del colegio San Ignacio El Bosque. Familiares, amigos, colaboradores y sus compañeros jesuitas acompañaron a los “neosacerdotes” en esta alegre fiesta de nuestra Iglesia.

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