Comentario a las celebraciones litúrgicas de la séptima semana del tiempo durante el año (16 al 21 de mayo).
Con el doble aleluya de los ritos de envío, tras las celebraciones del día de Pentecostés, se clausura el Tiempo Pascual y retomamos el tiempo ordinario. Eso significa que en los próximos domingos – después de la solemnidad de la Santísima Trinidad y la del Cuerpo y Sangre de Cristo – volverá a orientarnos en este año el evangelio de san Lucas, mientras que en los días de semana tendremos ocasión de contemplar la Vida Pública de Jesús, ordenadamente en los tres evangelios sinópticos. Ya este lunes retomamos el evangelio de san Marcos, a partir del capítulo nueve. Por su parte, el ciclo bianual de las primeras lecturas nos introduce ahora en la carta de Santiago. Dado que vamos a entrar en ella a partir del capítulo 3 vs.13, es muy útil, en la lectura privada o comunitaria, tomarla desde el comienzo. Es, por lo demás una carta que podríamos poner bajo el lema: La fe sin obras es fe muerta, frase que escuchamos también en la fiesta de san Alberto Hurtado.
Precisamente la frase de Santiago que inicia la mesa de la Palabra en este lunes, puede orientar nuestra escucha, en esta semana: “Quien se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena conducta que sus actos tienen la sencillez propia de la sabiduría (3,13)”. A partir de ahí, Santiago reprocha a los destinatarios de su carta el que estén dominados por la rivalidad, fuente “de desorden y de toda clase de maldad”. Una llamada de atención muy oportuna para recordar que en Chile destinamos esta semana a orar por la Unidad de los Cristianos: tenemos que reconocer y arrepentirnos por tantos episodios de rivalidad y de agresividad que hay en nuestra historia de mala convivencia entre cristianos. Y hacerlo sin buscar culpables ni explicaciones, sino dejándonos transformar por el Espíritu cuya efusión sobre la Iglesia naciente acabamos de celebrar. A eso mismo nos habría llamado Jesús en el capítulo 6 de san Lucas (27-38), texto que habríamos escuchado si no hubiera coincidido este domingo 7° con la solemnidad de Pentecostés. Nos habría dicho: Amen a sus enemigos…Sean misericordiosos como el Padre. Pero el evangelio de Marcos no resulta menos exigente para esta semana: Nos llama a la fe, a la oración auténtica, a seguir a Jesús por el camino de la cruz… y a hacernos como niños. Sólo así podremos proclamar las maravillas del Señor, a lo que estamos destinados, según la consigna de esta semana de oración. Ojalá nos convenzamos de que para ello es indispensable que los cristianos estemos unidos.
El santoral de esta semana está aún poco poblado. El jueves 19 se nos llama a orar por la santificación del clero, en la fiesta de Jesucristo, Sumo y eterno Sacerdote, que en cierta manera resume en una sola mirada el misterio de Cristo desplegado ante nosotros entre Adviento y Pentecostés. El viernes 20 se puede recordar a san Bernardino de Siena (1380-1444), franciscano, predicador popular. El sábado 21, la Iglesia nos recuerda a san Cristóbal Magallanes (1869-1920) que, con otros veintiún presbíteros y con tres laicos, fue ejecutado a causa de su fe, en la revolución mexicana. Por su parte, el santoral jesuita abre la semana con la memoria de san Andrés Bobola (1591-1657), polaco, mártir que nos recuerda a tantos cristianos que han muerto a causa de la división entre nosotros.
Que la luz y el fuego del Espíritu nos impulsen cada vez más a la unidad en Cristo.
Segunda jornada de directorios de obras sociales
Se realizó durante mañana del sábado 28 de septiembre en la parroquia Jesús Obrero.