Del 11 al 15 de noviembre se desarrolla en Limpio, Paraguay, la 38° Asamblea de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL). El encuentro cuenta con la participación del Superior General de la Compañía de Jesús, P. Arturo Sosa S.J., quien este miércoles se dio un tiempo para atender a la prensa y comentar la actualidad marcada por las crisis de representación en América Latina.
Según informó el periódico ABC de Asunción, el sacerdote advirtió un creciente debilitamiento de las democracias en el mundo: “Falta de respuesta a la gente conduce al autoritarismo”, dijo preocupado por la crisis de representación de la ciudadanía.
“Hay un debilitamiento de las democracias como régimen de gobierno”, insistió y apuntó a que “democracia significa, que las decisiones de los gobiernos, incluso la selección de los gobernantes, dependa de la conciencia común de la ciudadanía y no que respondan a intereses particulares de algunos ciudadanos”.
El Padre Sosa ha encabezado el debate de temas que van desde la identificación de los principales desafíos apostólicos actuales; las precisiones sobre el proceso de contextualización, objeto del discernimiento ignaciano; hasta la experiencia del Sínodo y la presencia jesuita en la Amazonia, entre otros temas.
En ese constante intercambio de ideas, el Padre General identificó cuatro aspectos a tener en cuenta. Partiendo por el proceso de secularización y agregando como segundo punto, la injusticia estructural. “La desigualdad avanza a pesar de que haya más crecimiento económico”.
Un tercer aspecto es la problemática de los jóvenes: “El cambio de época, para el mundo juvenil presenta algo distinto de como fueron las culturas anteriores y hoy se tiene que aprender desde dónde los jóvenes viven esta situación y vislumbran el futuro de la humanidad”.
La última temática a tener en cuenta es la emergencia ecológica: “Pareciera que no hay voluntad política para frenar el deterioro del medio ambiente y de revertir ese proceso”, resaltó.
Sus propuestas: “Mostrar el camino hacia Dios mediante los ejercicios espirituales y los discernimientos. Segundo, caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia. Tercero, acompañar a los jóvenes en la creación de un punto esperanzador; y cuarto, colaborar en el cuidado de la Casa Común”.
