La RAE define ética como “conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida”, y “parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores”. Queremos ir más allá para adentrarnos en la ética en la sociedad. ¿La razón? Porque la pandemia dejó en evidencia las profundas desigualdades de nuestro país, y peor aún, las agudizó, en un momento de nuestra historia que es único, cuando desde diversas esferas de la sociedad se ha exigido en las calles que la dignidad se haga costumbre, para luego dar paso a un proceso de redacción de una nueva Constitución. Le preguntamos a Tony Mifsud sj, si en este Chile que soñamos debemos considerar a la ética como un horizonte al cual apuntar para recuperar esa confianza perdida.
Por Ingrid Riederer
Artículo publicado en Revista Jesuitas Chile n. 53
El padre Tony Mifsud sj, en su libro Una ética desde la fragilidad, habla de una “sospecha ciudadana frente a lo institucional” y que “cada vez más el individuo no se siente representado por las instituciones”. En conversación con Jesuitas Chile explica que la “ética viene de una palabra griega muy antigua, ‘ethos’, que significa ‘hogar’. Volviendo a su sentido original, creo que por ética se puede entender aquella disciplina que orienta al ser humano para que sea un hogar para sí mismo, para el otro y que todos juntos construyan una sociedad que sea un hogar para todos/as y cada uno/a”.
—¿La ética es un fin o es una manera de ser dentro de la sociedad?
La ética se interesa por los comportamientos, por los actos concretos, por el estilo de vida. Es la consecuencia de un pensamiento, una filosofía, una religión, ya que se trata de vivir de manera coherente con los valores que uno sostiene y que le guían en la vida. Por tanto, la ética orienta hacia una manera de hacer en la sociedad.
—¿Es necesaria la ética en la convivencia social?
La convivencia social se construye sobre la ética. Es decir, sin ética no hay convivencia social, sino la ley de la selva. Los valores que surgen de la ética hacen posible la convivencia social. La solidaridad, el respeto por el otro, la transparencia, la igualdad frente a la ley, el respeto por la dignidad de cada persona, hacen posible convivir porque, al ser la persona un ser social, entonces vivir es convivir.
—¿Cómo se manifiesta la ética en esta convivencia social?
La ética se manifiesta en la cultura que predomina en la sociedad. La cultura es el significado que el grupo da a la realidad, lo cual incluye los valores que adopta el grupo para que pueda convivir pacíficamente. Por ello, la sociedad acepta algunos comportamientos mientras rechaza y sanciona otros. Así, cuando en una sociedad se considera que lo más importante es el dinero, la fama…, esta sociedad está demostrando cuáles son sus prioridades valóricas.
—¿Qué conflictos pueden hacer peligrar a la ética en la política?
El conflicto forma parte de la vida como también de la convivencia. En la sociedad hay distintos intereses y diferentes visiones que producen conflictos. Lo importante es cómo enfrentar el conflicto. El régimen democrático enfrenta el conflicto social mediante el diálogo y el arte de la persuasión. Por tanto, lo que hace peligrar la ética en la política no es tanto un tema sino el método para solucionar los problemas. Así, la violencia delictiva destruye el horizonte ético en la convivencia.
—¿Cómo se debe comportar un político ético?
Difícil pregunta. Creo que un político que desea actuar de manera ética tiene que tener un sentido del “nosotros” muy fuerte, porque es su responsabilidad pensar en el bien de toda la sociedad. También es preciso que se deje orientar por el principio del bien común, es decir, la capacidad de priorizar las necesidades a partir de los marginados en la sociedad. También se podría añadir que sea una persona cercana a la realidad y las necesidades de la ciudadanía, entendiendo su trabajo como un servicio al país.
—La ética, ¿se debe exigir desde la ciudadanía?
Yo diría que la ética se debe exigir en la ciudadanía. El ser ciudadano conlleva derechos y deberes/responsabilidades. Los derechos sin deberes no se cumplen. Si defiendo el derecho a la vida, pero no existe el deber de defenderla, ese derecho no se va a cumplir y quedará como una palabra vacía. Es muy importante insistir en la responsabilidad ética de la ciudadanía mediante la participación, el informarse bien, la solidaridad con una visión del “nosotros”.
—¿Ha faltado la ética en Chile?
El estallido social (octubre de 2019) dejó en claro la necesidad de profundos cambios (especialmente en educación, salud, pensiones) porque la actual situación refleja una injusta desigualdad social. Esta explosión social es una denuncia ética contra la injusticia en Chile. Por otra parte, no se comprende cómo en el país no hay un rechazo transversal de la violencia delictual (saqueos, destrucción…); refleja una sociedad incapaz de llegar a un acuerdo sobre algunos valores fundamentales de la convivencia social.
—En el Chile que soñamos, en este momento de nuestra historia en el que se escribe una nueva Constitución, ¿deberíamos ser un país más ético?
La Constitución es el marco que se plantea una sociedad para poder vivir pacíficamente, respetando la dignidad de cada ciudadano. La Constitución tiene una parte valórica al establecer las condiciones necesarias para que haya una convivencia justa. En ese sentido, es una oportunidad única para pensar el país y ofrecer mediaciones para lograr la meta deseada. Así, una de las claves éticas que debería estar presente es el sentido del “nosotros”, pensarnos como país, superando los pequeños intereses y optando por mejorar las condiciones de los más vulnerables en la sociedad para que de verdad sea el país de todos/as.
