Una Misión de reconciliación en la justicia

Los provinciales de la CPAL, reunidos en Asunción – Paraguay en el marco del 20º aniversario de la Conferencia, queremos compartir con ustedes nuestra profunda preocupación y algunas consideraciones ante la grave crisis sociopolítica que atraviesa el continente.

Entendemos que esta situación es expresión de injusticias estructurales que han llevado a la población al desencanto con sus gobiernos, a la legítima protesta ciudadana y a la exigencia de cambios estructurales profundos. Los estudios del Latinobarómetro muestran que la insatisfacción con las actuales “democracias” pasó de ser de 56% en 1991 a ser 71% en 2018; y, en este último año, sólo 46% de la población dice apoyar la democracia como forma de gobierno. Se trata de una realidad que atañe tanto a los gobiernos llamados capitalistas como aquellos que se proclaman socialistas.

Las causas de la crisis actual están vinculadas estrechamente a la inequidad existente, pues seguimos siendo el continente más desigual del planeta; a la exclusión económica y política de la mayoría de la población, a la privatización del Estado por parte de las élites económicas o políticas, al dominio de formas autoritarias de gobierno que se colocan por encima de la legalidad y el bien común, y a una cultura antidemocrática que permea la gran mayoría de las instituciones de nuestra sociedad.

La gente siente no sólo que sus gobiernos no dan respuesta a los problemas fundamentales de acceso y ejercicio de sus derechos sociales y a la creciente inseguridad, sino que son en muchos casos producto y promueven la impunidad, la mentira, el abuso de poder, la concentración de la riqueza, y la corrupción pública y privada. Estas y otras realidades explican, en parte, las protestas, manifestaciones y movilizaciones que se suceden en varios de nuestros países, pero de ninguna manera justifican el uso de la violencia como instrumento de presión o de resolución de los conflictos sociales.

Nos preocupan y duelen especialmente las situaciones sociopolíticas de Haití, Chile, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras y Venezuela. Las situaciones más críticas actuales se encuentran en esos países hermanos, pero constatamos que es todo el continente el que está dominado por estructuras injustas que producen sufrimiento, exclusión, marginación y agresión contra la vida en todas sus formas, sobre todo la de los más pobres y vulnerables.

Frente a esta realidad injusta, desafiante y dolorosa, como miembros de la Compañía de Jesús -personas e instituciones- estamos llamados a “una misión de reconciliación y de justicia” que la fe nos exige. Nuestras Preferencias Apostólicas Universales nos invitan a acompañar y caminar junto a las poblaciones excluidas y vulneradas en sus derechos. Ellas son una llamada de Dios a promover el cambio de las estructuras generadoras de injusticia y participar junto con otras personas e instituciones – especialmente con los jóvenes- en la construcción de un futuro de esperanza para todo lo creado.

Estamos firmemente convencidos de que la construcción de sociedades verdaderamente democráticas es una tarea que incumbe a todos los actores sociales independientemente de las tendencias políticas que representen a través de un ejercicio ciudadano ético y comprometido; afirmamos que la más amplia y transparente participación popular es necesaria para la consolidación de democracias verdaderas; celebramos la solidaridad entre los pueblos latinoamericanos, al mismo tiempo que rechazamos cualquier intervención que venga a vulnerar la soberanía de las naciones del continente; y estamos convencidos de que las acciones que usan la violencia como medio de protesta o como forma de resolución no conducen a la construcción de las sociedades que deseamos.

Saludamos en particular a los pueblos que están en situación de graves conflictos sociopolíticos y ambientales. Nos sentimos cercanos de todas las víctimas y de sus familias. Les aseguramos nuestra oración y les manifestamos toda nuestra solidaridad.

Queremos enviar un mensaje especial de cercanía y apoyo a los compañeros Ismael Moreno, S.J, director del ERIC/ Radio Progreso en Honduras, José Alberto Idiáquez, SJ, rector de la Universidad Centro Americana de Managua, y José Domingo Cuesta Cañate, SJ, rector del Colegio Centro América en Managua, Nicaragua, así como a todos los colaboradores de esas queridas instituciones, quienes se ven hoy asediados y atacados continuamente por grupos vinculados a los poderes gubernamentales a causa de su clara defensa de la libertad, de la justicia y de la democracia en sus trabajos de educación, comunicación y acción social que reconocemos como expresión de un compromiso auténticamente evangélico y plenamente eclesial.

Confirmamos a todos los compañeros y compañeras en la misión nuestro compromiso decidido en la lucha no violenta por una vida digna para todos y todas, siguiendo el ejemplo trazado por San Romero de América y los compañeros y compañeras mártires de la UCA de San Salvador, en este día en que celebramos los 30 años de su supremo testimonio.

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5, 6.9).

Provinciales y superiores regionales Jesuitas de la CPAL Conferencia de Provinciales jesuitas de América Latina y El Caribe Asunción, Paraguay – 16 de noviembre de 2019

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