El Viernes Santo se vive con gran recogimiento la crucifixión y muerte de Cristo. Es un día de ayuno y de abstenerse de comer carnes, además de que no se realizan misas (día alitúrgico). Se efectúa la Adoración de la Cruz y la lectura del Evangelio corresponde a la pasión según San Juan.
Este año los sacerdotes incluirán en la “oración universal” una plegaria por los enfermos, por quienes han sufrido y por el personal médico que ha debido afrontar esta crisis. Las procesiones, representaciones de la pasión, entre otras, quedan suspendidas, para poder ser realizadas en otra fecha.
Vía Crucis significa “camino de la cruz” y su origen se remonta a los primeros años del cristianismo cuando se veneraban aquellos lugares que se relacionaban con la vida y muerte de Jesucristo en Jerusalén.
Esta costumbre fue practicada cada vez por un número mayor de personas que buscaban visitar los lugares santos donde había estado Jesucristo a lo largo de su pasión, muerte y resurrección.
Está compuesto por catorce estaciones, no obstante, en el año 1991 el papa Juan Pablo II incorporó una última estación, la 15, a fin de agregar el momento de la Resurrección.
Se dice que durante las Cruzadas (en la Edad Media) la devoción por realizar el Vía Crucis se expandió y se acrecentó a otros territorios donde había cristianos, con el objetivo de recordar el sacrificio de Jesucristo por la salvación de la humanidad.
Es a los franciscanos a quienes se les atribuye la propagación del Vía Crucis, luego de que recibieran una indulgencia del papa Inocente XI en 1686, para que fueran los encargados de custodiar los lugares santos donde estuvo Jesús. De esta forma fueron ellos quienes establecieron las catorce estaciones del Vía Crucis, procesiones que debían ser precedidas obligatoriamente por un sacerdote franciscano.
Pero no fue sino hasta 1742 cuando el papa Benedicto XIV dio la orden de colocar en las iglesias las estaciones representadas con una cruz. Años más tarde se eliminó la restricción de que solo los franciscanos podían guiar el Vía Crucis.
Estaciones del Via Crucis
El Via Crucis está compuesto por catorce estaciones en las cuales se reza y medita acerca de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Durante su desarrollo, bien sea en una iglesia o espacio abierto junto con interpretaciones, las personas oran de manera respetuosa y se recuerda todo lo vivido por Jesucristo y sus seguidores.
Quien guía la procesión inicia el recorrido con una oración inicial y la lectura de un Evangelio. Entre estación y estación los participantes rezan colectivamente un Padre Nuestro, un Ave María y el Gloria.
Primera estación: Jesús es traicionado por Judas, uno de sus discípulos. Es arrestado y condenado a muerte por Poncio Pilato.
Segunda estación: Jesús carga la Cruz.
Tercera estación: Jesús cae por primera vez por el peso de la Cruz.
Cuarta estación: Jesús se encuentra con su madre, María.
Quinta estación: Jesús es ayudado a cargar la Cruz por Simón el Cirineo.
Sexta estación: Verónica limpia el rostro de Jesús.
Séptima estación: Jesús cae por segunda vez con la Cruz.
Octava estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
Novena estación: Jesús cae por tercera vez.
Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
Undécima estación: Jesús es crucificado.
Duodécima estación: Jesús muere en la Cruz.
Decimotercera estación: el cuerpo de Jesús es bajado de la Cruz y abrazado por María.
Decimocuarta estación: el cuerpo de Jesús es colocado en un sepulcro.
Decimoquinta estación: Jesús resucita de entre los muertos al tercer día.
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