Hermanos y hermanas:
Con mucha tristeza estamos siendo testigos de la expresión de un quiebre social en Chile. Los acontecimientos que estamos viviendo nos conectan con distintas dimensiones del dolor que acontece en nuestro país. Nuestra sociedad chilena ha llegado a un punto máximo de cansancio en el tiempo. Es urgente dar respuesta al clamor de los más necesitados que está saliendo a la luz. Sin justificar la violencia, que no conduce a soluciones, estamos recibiendo la voz de una ciudadanía cansada, que se siente desprotegida, emocionalmente sin rumbo.
No necesitamos de nuestro intelecto para saber lo que está ocurriendo. Lo primero es conectarnos con un dolor colectivo que necesita respuestas con acciones públicas que garanticen un nuevo pacto social para terminar con la inequidad brutal en que viven las clases sociales de nuestro país. Chile necesita un nuevo sistema de convivencia más solidario y justo.
Hoy surge ante nosotros una nueva exigencia: ¿cómo salir de nosotros mismos para aportar, en medio del pueblo, a la urgente reparación social de nuestro país? Nuestros lazos sociales requieren repararse; como chilenos tenemos que restaurar nuestros vínculos sociales.
Como Compañía de Jesús, ignacianos e ignacianas, queremos sumarnos desde nuestra fe y oración al compromiso de la construcción del futuro de Chile. Nuestro ser social nos lleva a ver a Cristo en los que sufren y caminar con ellos y ellas en sus luchas cotidianas.
Gabriel Roblero C., S.J
Provincial
Compañía de Jesús