El Triduo Pascual concentra los momentos más importantes del año litúrgico en el cristianismo. El padre Juan Díaz, director del Centro de Espiritualidad Ignaciana, enfatiza en que este tiempo no se basa solamente en recordar el dolor de Jesús; lo fundamental es que ese Jesús que sufrió injustamente y que murió, resucitó, y estos días hay que prepararse para esa celebración central de nuestra fe. “Los invito a pensar que el sufrimiento nunca es la última palabra en un ser humano, sino que es la vida que trae el resucitado. Lo que no exime del dolor, pero ayuda a darle otro sentido cuando se sabe que el amor triunfa”, señala el sacerdote.
En Jueves Santo recordamos la última cena, cuando luego de compartir con sus discípulos, Jesús se fue a orar al Huerto de los Olivos, pasó toda la noche y luego lo tomaron detenido para llevarlo a los interrogatorios de Caifás y Pilatos.
Este día por la mañana, en un año normal, en las catedrales de cada diócesis, los obispos celebran la Misa Crismal con todos los sacerdotes, en la que renuevan sus promesas sacerdotales, y se consagran los óleos, que son los aceites que se usan, durante el año, en el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal y la unción de los enfermos. Con esta Misa Crismal se recuerdan la institución de la Eucaristía y el Orden sacerdotal, y el mandamiento del Señor sobre la caridad.
Este 2020 debido a la crisis del coronavirus, la misa crismal será pospuesta.
Por la tarde se realiza el lavado de los pies, un gesto de humildad y sencillez que realizó Jesús con sus discípulos antes de la última cena, y que recuerda el mandamiento sobre la caridad.
Este año la Misa de la Cena del Señor se celebrará sin la presencia de fieles, se omitirá el lavatorio de los pies y la procesión. El Santísimo se reserva en el Sagrario. Cada párroco hará un tiempo de Adoración al Santísimo y orará por los fieles y los enfermos.
Según explica el padre Juan Díaz SJ los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas hablan de la institución de la Eucaristía, pero en Juan encontramos un gesto sorprendente de Jesús: el lavado de los pies de los apóstoles. “Esto quiere decir que la Eucaristía se realiza en un contexto de amor y de servicio de unos con otros, de estar dispuestos a ayudar a los demás. Esta fiesta para un laico puede ser el momento de decir “yo quiero unirme a Dios”, y eso significa ir hacia el más débil. Entonces se podría visitar a un enfermo, misionar en la cárcel o acompañar a una persona que esté sola, hacer un gesto de cariño hacia otro”, agrega.
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Los principales temas son los desafíos del área de parroquias, reflexiones respecto de la defensa del medio ambiente, y las proyecciones del área de vocaciones y juventudes