Después del viaje por todo el país desde Cracovia, el P. General Arturo Sosa llegó a Gdańsk el 12 de mayo. La capellanía forma parte de la parroquia de la Santa Cruz de los jesuitas en Gdańsk-Wrzeszcz y la primera parada del Padre General en la Provincia del Norte de Polonia fue una clara expresión del tema que se ha elegido para su visita: “Acompañando a la juventud”.
El P. General expresó su alegría por seguir las huellas de los padres Pedro Arrupe y Peter Hans Kolvenbach en esta capellanía. En su homilía, comentó el evangelio de Juan, capítulo 10, centrándose en tres puntos principales: el pastor, la voz del pastor y el rebaño. Invitó a la congregación de varios centenares de personas a “dejar la zona de confort del redil de la comodidad y la seguridad” y a seguir la llamada de Dios a salir a “los pastos de la libertad, porque sólo en la libertad podemos amar”.
El Superior General subrayó la importancia de participar en la comunidad de los creyentes (el rebaño). Dios ciertamente valora a cada uno de nosotros individualmente, pero nos ha atraído a la comunidad y nos llama a vivir en comunión, como Iglesia. Al mismo tiempo, la Iglesia debe ser una comunidad abierta a los demás. Y añadió: “No descartemos a nadie, no creemos divisiones que opongan el ‘nosotros’ al ‘ellos’”.
El contenido de la homilía estaba en sintonía con la declaración de Igor Bagnucki, un estudiante de 21 años, quien en una entrevista antes de la celebración, había dicho que él había entrado en la capellanía en busca de una comunidad. Gracias a la espiritualidad ignaciana, ha aprendido no sólo a orar, sino también a compartir sus experiencias espirituales con los demás.
El apostolado de la capellanía estudiantil, dirigido por los jesuitas en Polonia, ha experimentado una constante evolución en sus planteamientos de los últimos 30 años; se ha dado más espacio a la espiritualidad ignaciana (con grupos de estudio y diversas formas de retiro) y a la formación litúrgica. Los Ejercicios Espirituales reúnen a un gran número de participantes, ya sea en casas de retiro o a través de los Ejercicios Espirituales en la vida diaria. La renovación carismática contribuye a establecer nuevos grupos de oración. El voluntariado jesuita se centra tanto en el servicio a los pobres, marginados y minusválidos como en misiones en el extranjero. Otros pequeños grupos se dedican a diversas aficiones y pasatiempos como el canto, la danza, los deportes y el turismo, todos bajo los auspicios de la capellanía. Además, en la capellanía, se ofrece la catequesis de los sacramentos del bautismo, de la confirmación y del matrimonio. La capellanía es, por lo tanto, una agrupación, una especie de comunidad de comunidades.
En resumen, el modelo de capellanía de los jesuitas polacos aspira a crear, en el ámbito académico, un espacio de oración, de formación espiritual y humana, un lugar de integración en la vida de los estudiantes por medio de la promoción de la espiritualidad ignaciana. Esto anima a los jóvenes a construir una vida de fe madura y a asumir responsabilidades como laicos y laicas en la Iglesia y en el mundo. La capellanía es una “comunidad liberadora”.