Comentario a las lecturas de la liturgia del 20 al 26 de noviembre
Llegamos a la última semana del año litúrgico. Desde la reforma litúrgica de 1970, se abre con la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Una fiesta instituida por Pío XI, el papa que impulsó la Acción Católica, para animar al laicado a colaborar en la misión apostólica de la Iglesia. En tiempos del P. Hurtado, esta fiesta se celebraba el último domingo de octubre, y nuestro santo la promovió con notables manifestaciones de fervor, como el desfile con antorchas que culminó en la cumbre del cerro San Cristóbal en 1938.
“Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera”, se cantaba entonces, subrayando la imagen de un rey poderoso, que animara a sus huestes a luchar con espíritu conquistador. Sin embargo, ya entonces se proclamaba el evangelio en que Jesús se declaraba rey ante Pilatos. Y el Padre Hurtado señalaba a los jóvenes de la Acción Católica: “Esta transformación en Cristo supone identificarse con el Maestro, aun en sus horas de Calvario. No puede, por tanto, ser apóstol el que por lo menos algunos momentos no está crucificado como Cristo. Nada harán, por lo tanto los que hagan consistir únicamente el apostolado, la Acción Católica, en un deporte de discursos y manifestaciones grandiosas…”.
El evangelio del ciclo C, correspondiente a este año nos muestra a Cristo-Rey desde la cruz misma, abriendo el Paraíso al “Buen Ladrón”. Por lo tanto, el magnífico himno cristológico de la carta a los colosenses, lo leemos y escuchamos en ese contexto paradojal: Nuestro rey afirma su reinado dando la vida por los suyos. Como dice el prefacio de esta misa, se ofreció en el altar de la cruz, realizando el misterio de la redención humana.
Durante la semana, se nos prepara con mayor urgencia para el día en que se manifestará plenamente el triunfo del Señor sobre el pecado y la muerte. Mientras leemos como primera lectura el Apocalipsis, escuchamos los capítulos apocalípticos del evangelio de san Lucas, que anuncian la destrucción de Jerusalén y el Juicio Final. Hemos de imitar, entonces, a la viuda pobre, poniendo nuestra vida en manos del Señor.
El santoral de la semana se abre el lunes 21 con la memoria de la Presentación de la Virgen María en el Templo, una tradición basada en un evangelio apócrifo, recogida incluso en el Corán. El martes 22 se recuerda a santa Cecilia, de cuya vida y martirio sólo hay datos muy posteriores, pero que es una de las santas más populares de la Iglesia romana (su nombre se conserva en una de las listas del “Canon Romano” [Plegaria Eucarística I]) y es patrona de la música y los músicos. El 23 está la posibilidad de recordar al Papa Clemente I, de quien se conserva una carta dirigida a los cristianos de Corinto (fines del siglo I), y los jesuitas recordamos al Bto. Miguel Agustín Pro, mexicano (1927); el jueves 24, junto con san Andrés Dung-Lac, se recuerda a una gran cantidad de mártires de Vietnam, sacrificados entre los siglos XVII y XX. El 25 se conmemora a santa Catalina de Alejandría, mártir, patrona de los filósofos (+310?). Entre los confesores y religiosos que se recuerdan esta semana, el 23 está san Columbano, abad irlandés, evangelizador de las Galias (+615) en tiempo de los reyes merovingios, y el 26, mientras los jesuitas celebramos al joven estudiante flamenco San Juan Berchmans, (+ 1621), la familia paulina recuerda a su fundador, el Bto. Giacomo Alberione.
Última clase de Diplomado en Liderazgo Ignaciano para directivos
El viernes 22 de noviembre se desarrolló la última clase del Diplomado en Liderazgo Ignaciano para directivos que comenzó en abril de este año.