Y la Vida era la luz de los hombres; “la luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.” Jn 1, 4-5
No es la luz en si la que nos proporciona la Vida, sino que es la Vida la que ilumina la realidad. Sin esta Vida mayúscula de la que nos habla el evangelio de Juan no se puede reconocer la luz.
La falta de Vida lleva en sí misma a la negación y al rechazo de la luz. El conocimiento interno de Jesús nos lleva inevitablemente a nacer de nuevo y a reconocer así una luz que proporciona plenitud e integridad, coherencia y responsabilidad y reconocimiento sincero de cuanto somos y esto es motor de sanación – salvación, de vida en abundancia.
Podemos vivir sin saber demasiado bien quienes somos ni qué sucede en nuestra historia personal. La vida de la que Jesús nos habla proporciona una luz que deja en evidencia nuestras inercias mortecinas, no como castigo, sino como oportunidad, como posibilidad para optar por otro modelo vital mucho más conectado con la verdad. Vivir con más luz nos moviliza y nos transforma y más tarde o más temprano se irán produciendo cambios que nos llevan a percibir los matices de un mundo herido. El seguimiento de Jesús nos reclama no sólo no colaborar sino luchar contra las situaciones de dominación y explotación de tantos hermanos y hermanas.
MENSAJE CUARESMA 2021 – FRANCISCO
Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre.
Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual.
LA PALABRA
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.” Juan 3,14-21
UN CANTO
Álvaro Fraile – Contigo me la juego
UNA ORACIÓN
Dónde está tu luz. Dame, Señor, tu mano guiadora. Dime dónde la luz del sol se esconde. Dónde la vida verdadera. Dónde la verdadera muerte redentora. Que estoy ciego, Señor, que quiero ahora saber.
Anda Señor, anda, responde de una vez para siempre. Dime dónde se halla tu luz que dicen cegadora. Dame, Señor, tu mano. Dame el viento que arrastra a Ti a los hombres desvalidos. O dime dónde está, para buscarlo. Que estoy ciego, Señor. Que ya no siento la luz sobre mis ojos ateridos y ya no tengo Dios para adorarlo.
Jacinto López Gorgé
PARA NUESTRA REFLEXIÓN
Jesús nos invita a una vida consciente y plena ¿Qué ando buscando? ¿Cuáles son mis propósitos? “El que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios” ¿Cómo vivo esta realidad en lo más concreto de mi día a día? “Una nueva aurora florece porque le arrancamos las cadenas al día. Porque siempre hay luz, si tenemos el coraje para ver, si tenemos el coraje para ser.”
(Amanda Gorman)
Fuente: Jesuitas Valencia