Pausa Ignaciana: “¡Despertó, despertó, Chile despertó!”

María José Encina Muñoz (Hermana adsis)

El domingo pasado ha comenzado el Adviento. Siempre esta fiesta toca nuestra fibra más tierna, experiencia que muchos hemos vivido al esperar algún niño o niña que venga en camino. El pequeño niño Jesús nos hace reflexionar, desde una experiencia vital, y adorar a un pequeño y a un matrimonio que se encuentra desprovisto de muchas cosas. Nosotros, nosotras, como espectadores de tal milagro nos acercamos para estar ahí.

La Segunda Lectura del día domingo (Rm 13, 11-14) habla acerca del despertar, una actitud que en estos días nosotros como chilenos y chilenas, colectivamente, hemos comenzado a gritar, haciendo nuestra esta experiencia en la cual, por cierto, una vez lograda, es difícil volver atrás.

Las lecturas dicen que “despertemos del sueño, el día se echa encima, dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz”. En esto, Chile ha sido claro. El clamor de la injusticia despierta también en Dios un dolor tremendo, y aquello no puede ser negado por nadie. Dios grita el dolor de su pueblo, y hoy es vital y un imperativo que su pueblo lo sepa.

Todos los cristianos y cristianas del mundo, debiésemos estar gritando el dolor de Dios que siente por su pueblo y saber que Él trae la esperanza, una esperanza de justicia, de paz. Una paz no bucólica sino que la que Dios sabe dar al huérfano (Dt 10,18; Jr 7, 6), a la viuda (1 Re 17, 8-24; Lc 21, 1-4), al cansado del camino, al pobre Lázaro en las puertas del rico (Lc 16, 19-31).

Ciertamente la Navidad crea en nosotros una espera de ternura, de cariño, de algo profundamente bueno… y lo es. ¿Cómo no va a ser maravilloso que Dios nos despierte en medio de la noche, cuando aparecen nuestros miedos y nos diga “paz a los hombres que ama el Señor” (Lc 2, 14)? Sí, porque ese niño que tanta maravilla nos puede producir, nos habla de la acción de un Dios que hace fila con los pobres, que se coloca en el último lugar, que escoge a los que están desperdigados, a los que claman justicia para que sean ellos sus hermanos, los protagonistas de su venida.

En estos días de espera tenemos que gritar a los cuatro vientos que Dios está con nosotros. Hace muchos años atrás el Padre Hurtado sacaba un libro con una pregunta lacerante, ¿Es Chile un país católico? En estos días es una pregunta importante de hacernos, porque ante esta María embarazada, y antes este Dios que quiere nacer, ¿qué llamado hace Jesús en nuestros corazones?, cada uno, está llamado a algo distinto, pero ciertamente cuando hemos despertado de las tinieblas a qué hemos despertado ¿Qué es lo que hay hacer preparar en nosotros y en otros para que llegue el Señor?

No podemos olvidar que Jesús nace entre las víctimas y hoy nuestras calles están llenas de ellas, ¿a quiénes debemos anunciar el evangelio hoy? En mi corazón, en este despertar tengo muchas imágenes y sonidos que no me sueltan. El último ha sido el de una mujer, que hablaba no de su tristeza sino de su rabia, porque su marido esta con cáncer terminal, no les da para jubilar pues ganarían solo noventa mil pesos mensuales, su compañero se muere y ella debe trabajar todos los días, durante todo el día… su compañero se muere y ella no puede parar.

Tengo en mi corazón el grito de miles de mujeres, en estos días que las compañeras de Las Tesis nos han recordado con “Un violador en tu camino”, el dolor y el sufrimiento de miles de mujeres víctimas de abuso y violación. Que han gritado lo que otras aun no pueden gritar, el reclamo firme que debemos vivir las mujeres al tener miedo cuando solas, de noche, los hombres se nos acercan. Tengo en mi corazón el grito de los jóvenes endeudados con el CAE, o la cantidad de familiares que marchan porque sus parientes no alcanzaron a tener un proceso de salud y murieron esperando… mientras tanto el ministro de salud, tan campante, dice que tenemos uno de los mejores sistemas de salud de planeta. Como dicen en el campo, “Dios nos pille confesados”.

Este despertar está de lleno de evangelios, tantos son los que despiertan con Jesús, que despiertan a la vida. Cada encuentro es un despertar….

Y hoy, en este Chile que despertó, ¿cuál es el evangelio que hoy Jesús te invita a vivir y contar?

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