Con una emotiva ceremonia se celebró que el Reloj “Paul Garnier” del Cerro Campanario de Puerto Montt ha vuelto a funcionar marcando el tiempo con sus antiguas campanas y con su aspecto original, tal como hace 120 años cuando llegó a Puerto Montt.
El reloj del Campanario jesuita
Este reloj, fabricado en Francia alrededor de 1860 por Jean-Paul Garnier, estuvo varios años en la iglesia San Ignacio de Santiago. En 1905 fue donado a la comunidad jesuita de Puerto Montt. Desde entonces y hasta 1935, entregó la hora oficial a la ciudad, siendo calibrado mediante el uso del sextante solar por el Hermano Jesuita Antonio Dreimüller, S.J.
Este reloj de cama plana y escape de clavijas posee un carillón de dos trenes y tres campanas que marca cada cuarto de hora haciendo sonar sus dos campanas menores de forma rítmica y complementaria hasta llegar al último cuarto.
Para su instalación la comunidad jesuita contó con la asesoría técnica de don Teodoro Langenbach, constructor del campanario, y don Gustavo Lafrenz relojero puertomontino. Aunado sus criterios y buscando el mejor servicio a la ciudad, se posiciona en el segundo piso de la torre campanario, donde sería visible y audible para todo el casco urbano de esos años.
Para recuperarlo fue necesario hacer una “restauración a origen”. Este trabajo, realizado por don Ivan Brauning, duró cerca de 6 años. Hoy día, el reloj vuelve a acompañar la vida de la ciudad marcando el tiempo presente con sus antiguas campanas y con su aspecto original, tal como fue fabricado hace más de 170 años.
El Campanario de 1890 junto a su reloj, son un orgullo histórico de gran belleza para la ciudad y están reconocidos como Monumento Nacional desde el año 1997.