El Padre General llama a apoyar al pueblo de Myanmar

Por Jesuits Global
Inicialmente, para evitar estallidos de violencia, los líderes religiosos aconsejaron evitar intervenciones demasiado rápidas desde el exterior. Por ejemplo, el cardenal Charles Mang Bo escribió el 3 de febrero: “Con amor por todos y en busca de una solución duradera, recemos por el fin de las tinieblas que periódicamente cubren nuestra querida nación”. Animó a sus conciudadanos a “mantener la calma, a no caer nunca en la violencia”, después, añadió, “Ya hemos derramado suficiente sangre. No derramemos más en esta tierra. La vía hacia la reconciliación -dijo- es lo único válido; la paz es posible, el diálogo es el camino, y la democracia es la luz que ilumina ese camino.”
Los días han pasado y los líderes de varios países han expresado su preocupación moderadamente, pero también con una clara expresión de apoyo al pueblo de Myanmar. El Papa Francisco, ya en dos ocasiones, ha pedido al mundo que rece por los Birmanos en este difícil momento. En el espíritu de la fraternidad universal que promueve, subrayó: “Nuestras vidas se entretejen y se sostienen gracias a la mayoría de gente común, que a menudo es la olvidada pero que, sin duda, es la que, en estos días, está escribiendo los acontecimientos decisivos de nuestra época.” También pidió la liberación de los líderes políticos encarcelados y el respeto a los votos de millones de ciudadanos.2021-02-22_myanmar_ph01
El P. Arturo Sosa, como Superior General de los jesuitas, se ha dirigido a sus compañeros birmanos y a toda la Compañía de Jesús ha pedido oraciones. El 12 de febrero escribió:
“El golpe militar en Myanmar ha sido noticia en varias partes del mundo. Se trata de un hecho muy preocupante, sobre todo porque se produce tras las elecciones de noviembre de 2020, que dieron un mandato más fuerte al poder civil y que los observadores habían juzgado creíbles y un reflejo fiel de la voluntad del pueblo. Me preocupa especialmente el posible aumento de la represión, la falta de respeto de los derechos humanos, el aumento de la pobreza y del sufrimiento en el contexto de la actual pandemia, así como una posible deriva hacia la violencia. No hace falta decir que estoy bastante preocupado por la seguridad de los jesuitas y sus compañeros y compañeras en la misión.”
Dirigiéndose directamente a ellos, añadió:

“Sería importante que todos mantuvieran conversaciones que les ayudaran a hacer un análisis profundo de la situación y a abrir caminos alternativos para el futuro. (…) Me uno a tantos otros jesuitas en la oración ferviente por Myanmar. Pido la intercesión de Nuestra Señora para que, en todo lo que les sucede, sigan dando testimonio de lo que significa ser cristianos e hijos de Ignacio.”

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