No podemos ser cómplices silenciosos del fenómeno mafioso que supone la trata de personas. Y mucho menos, protagonistas, aunque sea indirectos. Frente a los que viven de la desgracia de otros y se aprovechan de su desesperación, trabajemos para superar las desigualdades que hacen posible que una persona pueda hacer esclava a otra.
“A menudo los migrantes son víctimas del tráfico y de la trata de personas. Entre otras causas, sucede esto por la corrupción de los que están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de enriquecerse.
El dinero de sus negocios, son negocios sucios, mañosos, es dinero manchado de sangre. No exagero: es dinero manchado de sangre. Recemos para que el clamor de los hermanos migrantes víctimas del tráfico criminal y de la trata de personas sea escuchado y sea considerado.”
Nueva edición de revista Jesuitas Chile
Los principales temas son los desafíos del área de parroquias, reflexiones respecto de la defensa del medio ambiente, y las proyecciones del área de vocaciones y juventudes